domingo, 31 de marzo de 2013
Volar
A abrir las alas/ Porque de los laberintos/Y de las cabezas/ se sale por arriba//////
El espejo
Me levanto el cabello.
Miro las huellas.
Aspiro mi perfume.
Me observo la línea de las piernas, la planicie del vientre, los huesos de la cadera.
Me detengo en mi cuello, la ensenada del esternón en donde crecen mis clavículas, mis brazos delgaditos como hilos.
Me adentro en el color de mis pupilas, en la honda espesura de mi boca, en los caracoles pequeños de mis orejas.
Y me pregunto, a esta altura, ¿quién soy yo?
sábado, 30 de marzo de 2013
Evidencia
viernes, 29 de marzo de 2013
De golpe
Así.
De golpe.
En el medio del pecho.
Quedar sin aire.
Ahogada en luz.
Con el aire estragado de brillo repentino.
Y un relámpago azul
en la noche perfumada de marzo.
Dar vuelta la risa como un guante.
Entre tenerse.
Ilusionarse con rayos de colores sorpresivos
que pintan los pliegues de la piel.
Y ver el fuego que palpita en el centro del abrazo
y se vuela la sombra
hacia el arco perfecto de una estrella.
Así: de golpe, quedarse boquiabierta.
Y decir que sí a todo.
Porque no hay más forma que esa de estar viva.
Luego extender la palma
y ahí brilla una llama pequeña:
bailan las hojas sobre el fuego con chispas en el viento
y se enciende la fogata en el horizonte.
Así,
de golpe.
Bailar
Con los ojos cerrados.
Para que me lleves por donde quieras.
Para que me tomes de la cintura y me aprietes hasta que pierda la respiración.
Bailar.
Para dejarme ir.
Una y otra vez.
Por el piso amarillo.
Y descalza.
Mientras con los ojos cerrados, todo da vueltas y no sé dónde estoy, pero no importa.
Ya no me importa más.
Solo bailar.
Mientras me queda el sabor del agua enjabonada, del fuego, del mate que no cebo bien, de mi siesta en el pasto:
todo como una película que pasa debajo de mis párpados con color de brillantes.
Nada, excepto tu mano dando una vuelta en mi cintura
y dejándome llevar
hasta un sitio infinito donde no paro de reír.
Bajo la luna amarilla de marzo
con mis ojos cerrados
bailar
con tu cuerpo en mi cuerpo
dejándome llegar al corazón.
miércoles, 27 de marzo de 2013
De cómo tuve un hijo lector
Puro infinitivo
Poder dejarse ir.
Hallar el ritmo de una casa que a veces me resulta extranjera de tanto que no estoy.
Ir y venir entre mis lápices, mis libros, mis cuadernos.
No se trata de universos en pugna, de zonas antagónicas, de antítesis equívocas.
Se trata de dejarse integrar.
Cara a cara: una batalla
martes, 26 de marzo de 2013
Viajar al sur
Es el amor
lunes, 25 de marzo de 2013
Sencillez
Escribo y los pájaros cantan el jardín.
Te fuiste por un rato y volverás para la hora del almuerzo.
Qué callada está la casa.
Ha dejado de llover y hay un sol frágil y gris.
Todo es de una sencillez conmovedora.
24/03/13: De parto
Eventualidades de un futuro indicativo
Habrá que cantar bajito como cuando los chicos juegan solos y el mundo son pedacitos de colores.
Habrá que pensar que escribo en la cama mientras el verde del jardín es una mojada llamarada y los pájaros cantas con sus plumas mojadas.
Habrá que sentir que la mañana es una hoja para escribir el día, programarlo, recortarlo y armar sobre una mesa los dibujos del aire.
Habrá que oírte andar en tu trabajo mientras yo permanezco todavía debajo de edredones calientes, escuchar tu voz que habla sola mientras yo leo e imagino una vida que sea parecida a esta; pero siempre.
sábado, 23 de marzo de 2013
24 de marzo: 1976/2013
viernes, 22 de marzo de 2013
Me lo dijo un pajarito
Un pájaro me lo dijo. Al mediodía bajó haciendo espirales de aire en el cielo y se posó en mi plato. Picoteó la lechuga, bebió agua fresca en mi vaso de vidrio y de un salto se posó en mi hombro. Asomado al borde de mi oreja me confió el secreto que entró como una flecha por mi oído, se deslizó nadando en el río violento de mi sangre y ancló en mi corazón como en una isla. Después, el pájaro dio un par de volteretas y voló hacia el cielo. Y me quedé en la mesa con el secreto sembrado en mi cuerpo, con su espina clavada y los ojos abiertos. En la boca comenzó a crecerme una flor de sonrisa: que huele a madrugada, a estrella y harina enluneciente, a pupilas de lluvia, a manteles de hilo y ventanas nocturnas. Lo supe antes que nadie. Era un día perfecto.
Pacto ficcional
El que crea que toda palabra lleva las vestiduras de la verdad está ciego y sordo. En la exacta distancia entre el verbo y la realidad se agazapa la ficción. Lo real no tiene la obligación de ser interesante, la ficción no posee otra posibilidad y su fragilidad reside en una palabra fuera de lugar. No hay posible confusión. El resto es tan solo una cuestiòn de latitud y longitud.
jueves, 21 de marzo de 2013
De cómo sigo pensando en las razones
La sangre que encuentra su verdad.
El tejido de una belleza natural de las almas.
Los reflejos del lenguaje en el agua que corre.
El bosque de las pasiones donde resplandecen los brillos del amor.
Los órganos internos de la alegría y la complicidad.
La ausencia y la espera cosidas en el ruedo de los días.
Un tilo lento estampado en el cielo.
Las avenidas de piedras por donde se llega al hambre de esperanza.
Y vos, que sos otro tan vos.
Y yo, que soy otra tan yo.
Y eso que gira como un animal espléndido al que, a falta de nombre, le decimos nosotros.
miércoles, 20 de marzo de 2013
Sandwiches de miga

-aunque no parezca.
Hablemos entonces de sandwiches de miga.
Porque qué querrá ser el amor si no un buen sandwich de miga: pan fresco, mayonesa alimonada, tomate rojo y crocante, verde y húmeda lechuga, un queso suave pero sabroso y un jamón de carne rosácea y perfumada.
Y como esto es un poema de amor agreguemos una fuente de cornalitos fritos, unas pizzas recién amasadas y un vaso de vino blanco medio dulzón y frío.
O una copa de sidra.
O un café de mañana con un par de tostadas.
Un poema de amor.
El siguiente lo hacemos de comida.
Dejarse estar
Será que alcanzo a rozar con los dedos lo que la vida tiene de efímero y no lo pienso soltar.
Será que ha sido definitivamente la familiaridad.
Será que soy como lo era en el resguardo de mi cuarto, pero ahora con vos.
Será que la muerte me agregó liviandad y puedo volar.
Será la confianza, la complicidad, el amor.
La cuestión es que cierro los ojos y no encuentro puertas por las que haya deseado huir.
Ni veo ventanas por las que quiera escapar.
Entonces me dejo estar en la inquietud de la extrañeza cotidiana, en el deseo poblado de tu ausencia y querría que fuera ancho el tiempo para que en él cupiera todo el mundo que me llega cuando me mirás.
Gómez
Mi lengua
Diga yo lo que diga.
Sienta yo lo que sienta.
Piense yo lo que piense.
Lo que sucede es que a veces me canso de mí misma y desearía ser otra en el borde inusitado de mi lengua.
Una lengua que explota. Que se desborda. Que se pregunta. Que se recorre sintagma por sintagma. Que ordena paradigmas y los brota.
Una lengua en malón. En montonera. En poblada fragancia.
Una lengua que es la de todos y sin embargo la retuerzo hasta que grita y es mía. Solo mía.
De tanto dibujar las palabras llego a mi nudo crucial
y con paciencia de sustantivo que sustenta sustancias -esencias primordiales- lo deshago y lo hago.
Cállenme: a veces me hace falta.
martes, 19 de marzo de 2013
La risa
Cuando él le hablaba y la miraba, ella se reía mucho: con una risa de cristalitos, de colores y tintineos, de boleros nocturnos; con una risa de secretos y burbujas, de campanas de plata y cubiertos que chocan con los platos; con una risa de luces invernales y amarillas, de relatos de chicos, de viajes imaginados a las fuentes donde nacen las aguas, de besos pajaritos en el cuello; una risa que preparaba café y tendía la mesa y se dejaba estar con pereza en sus brazos. Y la risa -junto al amor y la lluvia- es el único antídoto contra todos los males de este mundo.
Cómo hago
Ahora que llovizna y el verano se ha ido,
ahora que los panes huelen aún a levadura,
ahora que hace un frío de sol lavado apenas,
y que brillan los cristales desnudos,
o que sería fácil intentar lo imposible;
decime cómo hago para atravesar la longitud del tiempo
hasta que vuelvas a abrigarme
en la dulzura tibia de tu abrazo.
El curador de pájaros 5: la migración
domingo, 17 de marzo de 2013
Presocráticos
Escrito con el cuerpo
De pronto
Por qué toda palabra
Nace del horizonte del cuerpo y lo recorre.
Por qué toda oración
Se enreda con cabellos, clavículas y sangres;
Si hay otro punto
Que no sea hueco en medio de los huesos
Si es posible
Saltearse los humores -los líquidos y flujos y reflujos-
Y pasar tan solo a la cabeza
Que acaba siendo seso molido
Y no pensamiento abstracto
Si puede olvidarse del mes del año de la vez que quisimos y que no nos quisieron de la vez que nos hicieron reinas y huimos.
Una se pregunta
Cómo hace para obviar el vello que se escapa
El encaje imposible
El sexo como un grito
La ternura insoldable
La letra que entra con sangre, pero entra.
Y sabe antes que sea conocimiento claro
Que no hay nada que escape a los espasmos
Que no hay sílaba que no sea pulsión de vida y germen de una muerte
Que la garganta aprieta y no cede
Que la palabra ahoga si no tiene sus vocales de carne.
Y escribe
Hasta el agotamiento
Hasta la culminación del placer y la noche
Hasta que dice el decir lo que ha sido dicho y justifica la redención de una memoria que tiene de latido la sustancia.
Escríbete,
¿O acaso hay otra cosa para darte?
Tatuado
Sobre la piel.
Agujas entintadas que trazan caminos de colores.
Pájaros.
Mariposas.
Hadas.
Una luna creciente.
El dolor.
La belleza.
El único cuerpo que ahora es único.
Reconociblemente único.
Marcado para siempre.
Delgada espalda dibujada.
En ven en ada
Ven en hada ven
y dejate caer con tus trazos de tinta donde se dobla el cuello y se desmaya dormido.
Huele a palabra
Huele a aguja.
Y sangre.
Y carne que se hincha y responde resistiendo.
Después queda la marca para siempre.
El omóplato es un único mapa.
Una ruta de suaves recorridos.
Dejo caer la mano.
Me duermo en la vuelta de un brazo.
Me dibujo a mí misma.
Me curvo las líneas, las acóncavo y las encovexo.
Me satino los colores de la risa
y vuelvo a dibujarme para caber en el hueco de una palma.
Te regalo el omóplato: es un nido de mariposas azules.
sábado, 16 de marzo de 2013
Casa tomada
A ver cómo decís lo que venías pensando con tus zapatos azules y tu falda floreada.
Después se te despeinan las ideas y das contra los murallones del silencio.
Volados,
ruedos,
presillas,
cintas...
Después te desvestís y pasa el viento.
Y te quedas parada,
con la piel encendida
y las medias de seda,
con costura en medio de los muslos.
Y la cintura con un lazo anudado.
Botones.
Ojales.
Y el viento que sacude cabellos y los desparrama feroz sobre la almohada.
El viento recortándote los bordes de la falda.
Encajes y puntillas.
Contra la espalda te desviste,
bajo los arcos que tensan las líneas de tucarne.
A ver cómo decís lo que moja la hora nocturna
mientras se cuela el viento
con sus ráfagas largas de aire que revuelve,
da vuelta las gasas de tu faldas,
y te encrespa los brazos que nadan en su aliento.
A ver si podés sostenerte sin plegarte como si fueras un trozo de papel en los dedos del viento.
Paradita
y el viento llegando a tus entrañas,
misteriosas entrañas con ojos de panteras,
con boca de felino sedoso y ondulante.
Las largas piernas largas temblando con la risa
y después el suspiro en que el mundo se acaba -como decía Eliot -
y las mujeres, como locas, acarician al David de Miguel Ángel
mientras beben el té en copas de cristal que dan vueltas y vueltas.
Excepto vos,
paradita con tus zapatos azules y tu falda floreada
que el viento desordena
y te empaña los ojos y te empapa la boca y te estira la nuca
para atraparte con sus dedos de viento
con su mano de viento
con sus piernas
para que ya no te escapes
taconeando en azules por la calle perdida donde el farol se hizo de luces alunadas.
Y tiraste la llave por esa alcantarilla con la tapa de plata.
Mirá si alguien entra con la casa tomada.
Otoño alterado
viernes, 15 de marzo de 2013
Poderes
Súbito poder de la palabra
que deja ver el alma que la llena,
que deja ver las manos que la acunan.
Y ella desviste el rito,
lo amansa con su boca de muralla
hasta que cesan los pájaros milenarios de la furia
y lo que quedan son gotas transparentes
donde transcurre el verbo de las tardes de invierno.
Algunas melodías olvidadas,
el recuerdo de un niño que se ha ido,
unos días de agosto,
la risa pese a todo,
lo que de malogrado tuvo el relato este,
lo que tuvo de luna,
también de barrilete.
Eso que forma el charco donde corren las nubes.
Y el amor que perdura,
cristalino como una madrugada
y oscuro como un domingo perdido
jueves, 14 de marzo de 2013
Zurcido
Detrás de los cristales encuentro el reflejo de tu mirada y el frío de la mañana se hace habitable y pasajero.
Los libros, la tinta, los colores: todo se inunda de vapor sabatino.
Doy los últimos pespuntes a esta semana para que el hilo zurza el desgarrón y continúe la vida familiar que yo contengo.
En el tablero las piezas viven reacomodándose.
Te extraño y eso me acompaña.
Voyeurismo
Escribir. Ser o no capaz de hacerlo. Escribir lejos del pasatiempo, la catarsis o la revelación. Escribir como si fuera un trabajo. Desde lo subjetivo en pos de una objetivación. Escribir con el cuerpo; pero, además, con el pensamiento. Asumir la necesidad del trabajo y no el vómito primero y repentino. Escribir para otros -lejanos y ajenos. Dar vuelta el lenguaje y no a mí misma de manera directa. Mezclar los signos en el sintagma y quedarme mirando. En síntesis: ser voyeur y no protagonista.
Errores
Pájaros en la lluvia
Y la lluvia.
Azul.
Mojadas las orillas de las alas.
Luego una boca que habla de tiempos incomprensiblemente lentos.
Nada para decir.
Y habla.
Los pájaros que vuelan en las aguas.
Una ventana abierta.
Una puerta cerrada.
Una lluvia que lava.
Yo, ¿dónde vi las gotas, las plumas, las palabras?
miércoles, 13 de marzo de 2013
Marzo, 13
martes, 12 de marzo de 2013
Finalidad
¿La consecuencia del aire azul?
¿La música que hace y se deshace?
¿El sueño profundo del pensar?
¿El agua que cae por los ojos?
¿El fulgor del corazón en cristalitos?
¿Un vaso de agua limpia?
¿Los dioses antiguos en el sol?
¿Alguna clase de canto natural?
¿Para qué no puedo dejar de escribir?
Destino errado
Ella.
A su desolado destino de madre huérfana.
Preguntándose en qué se había equivocado.
Deseando saber cuáles eran los pasos y desatar el nudo.
No me hables.
No.
No roces siquiera el centro calloso de esta pena.
Una boca sin palabras ni algodones.
Solo soy la que estuvo, dijo y se marchó.
Otras palabras
Quiero decir palabras que sean estrellitas y se duerman en tus ojos cuando sueñes.
Quiero decir palabras que tengan perfume de naranjas y color de mañana.
Y que te alcancen suavecito en el cuello y te digan cuánto te quiero.
lunes, 11 de marzo de 2013
Vaivén
La extranjera
Mis libros, mis lápices, mi gato, mis prendas ordenadas por color, mis tintas, mis hojas, mis cajas de música, mis tazas. Todo lo que habita mi cuarto, mi baño, mi cocina y a lo que a veces siento abandonar. Eso que me rodea, me identifica y que queda lejano, como si mi alma y mi cuerpo estuvieran, de pronto, en otro lugar. Es como si volviera después de un largo viaje del que no sé si quiero regresar y tuviera que abrir maletas cuyo futuro no me atrevo a vaticinar. Y me pregunto cómo debo hacer para vivir, extranjera en mi casa y deseando estar allá. Hay algo de salto al vacío en este instante en que me muevo hacia lo que llamo mi casa. Y el pecho late como si me negara a llegar. Retardo el momento de la llave en la puerta y sueño para lograr traspasar el umbral. Lo que yo querría: ¿lo sé? Tal vez lo sí: solo si el saber tiene la boca del desear.
sábado, 9 de marzo de 2013
Sueño
Acuarelas
Dédalo
Tuve miedo
Algo que miro como si fuera un viejo cristal al que mojó la lluvia.
Después se me oxidó la boca.
Las penas diferentes se mezclaron y tuve miedo de morir.
Necesitaba una palabra que meciera mi cuerpo para dormir.
Tuve un miedo que todavía me está haciendo llorar.
viernes, 8 de marzo de 2013
Ida
Raspaduras de viento en los bordes del corazón abierto
y unas vetas luminosas atravesando de lado a lado mis pupilas ardidas.
Olvido dónde he dejado todo,
y los relojes se quedan en el aire de tu risa
y me pierdo quedándome en mi sitio.
Pasan sobre las calles luciérnagas de fuego
y se llenan de huertas las memorias recientes de la lluvia.
Abro el viernes como si fuera un libro nuevo,
le saco punta al lápiz
y te voy dibujando despacito:
tus ojos, madreselvas perfumadas;
tu boca,
tus manos.
Y en cada trazo descubro la distancia que se acorta hasta sentirte cerca mío:
me duermo entre tus brazos
y se hace simple la noche con sus voces de pájaro.
Se encrespan las venas, las arterias, lo que de mí te llama y te requiere.
jueves, 7 de marzo de 2013
La caldera y el violín
miércoles, 6 de marzo de 2013
Para ser pájaro o de cómo volar
martes, 5 de marzo de 2013
Un acto de amor
La presencia no sostiene mejor: a veces solo arruina la jornada.
Si suelto la mano, deberás intentar caminar.
De eso se trata.
Nada más.
Y aunque no lo veas: es el mismo acto de amor.
Quizá te enojes conmigo.
Quizá no quieras verme más.
Pero es lo mejor que yo puedo hacer por vos.
lunes, 4 de marzo de 2013
Procesando datos
Me niego.
Me angustio.
Me estremezco.
Quiero escaparme.
Piensopiensopiensopienso.
Me pierdo.
No me encuentro.
Me siento vacía, extenuada, olvidada.
Repaso las palabras.
Hasta sacarles brillo.
Y exagero.
Siempre exagero.
Hay que ser moderada.
Piensopiensopiensopienso.
Me canso.
Me descanso.
Digo que no.
Me pregunto qué hago, cómo sigo, qué pasa ahora.
Tengo gusanos, hormigas y tarántulas anidando en la panza.
¿Exagero?
¿Cómo saber lo que siento?
¿Cómo poner razones al alma que se agita?
Tengo miedo.
Piensopiensopiensopienso.
De mí.
Quiero callarme.
Quiero abrazarmeyconsolarmeysostenerme.
De mí.
Solo de mí.
Lejanía.
Tengo miedo.
Piensopiensopiensopienso.
Que sea miércoles ya.
domingo, 3 de marzo de 2013
Un hombre con el corazón a la altura del horizonte
Cuando el día continúa y las cosas se enredan, se arman y desarman, ¿qué busca?
Cuando al volver a casa, vamos pensando en los pasados que sacamos a airear y nada nos parece que pudiera suceder, ¿qué busca?
Cuando las cosas se malograron muchas veces y la pena ya nos tomó del cuello para hacernos caer, ¿qué busca?
Cuando la noche es una honda piscina de silencio donde quedamos boqueando sin poder respirar, ¿qué busca?
Entonces una va como una enajenada contando las baldosas, sabiendo que se miente, que hay algo que es abismo de vértigo y vacío y que ya pasará.
¿Qué busca entonces?
No lo puedo saber.
No puedo recordar qué buscaba entonces porque ese momento pertenece a un ayer que no está.
Las mujeres como yo buscamos hombres que sean como vos: con capacidad de nido, de orilla, de tormenta, que sepan vaciarse y volverse a llenar; hombres con ojos luminosos que tengan un lado de oscuridad, con almas de piedra y de agua, con relatos que muerdan como perros rabiosos a la luna, hombres que nos sepan alzar y cargarnos cuando se les dé la gana, que no se empecinen en sostenernos ni que intenten enseñarnos a andar; hombres que salgan a cazar y no nos digan ni siquiera que se van y que vuelvan hambrientos para abrazarnos mientras cae la nieve detrás de un ventanal.
Las mujeres como yo buscamos hombres que vean a través de la lluvia, que hablen de violines y de fuegos; que nos pregunten por nuestros pasados hasta ahí, que nos toquen y en sus manos regrese el calor del hogar que nunca supimos habitar.
Y no hay razones que pudieran explicarlo: yo te busco porque tenés el corazón a la altura del horizonte y presto a volar.
sábado, 2 de marzo de 2013
El curador de pájaros 4
Noche de sábado
Abrochaduras perfectas en el aire de donde se sostiene la alegría.
En una olla burbujea el arroz y los peces se entregan al sacrificio de la cuchilla y su borde de acero.
Él lee las etiquetas como si fueran mapas de islas extraviadas
y extiende las carnes rosadas del salmón sobre una tabla.
Lo miro hacer mientras escribo a escaso medio metro, inmersa en los perfumes salitrosos de paisajes marinos;
y pienso:
en las siestas soleadas enroscada en su abrazo;
en las palabras que tejen hilos al centro de las almas;
en las noches de vértices despiertos;
en la risa que cae desliz(h)ada y abierta.
Mientras hace sus cosas y yo hago las mías, me habla y cuenta relatos que me habitan como si fueran enramadas tendidas para que yo las cruce hacia la orilla donde estaba esperándome desde que rozó con sus dedos mi mano a través de esa mesa circular y pequeña.
Hay una voz que canta y me encendí de amor.
El filo hiende la nocturna sustancia que nada en un océano de aire.
La luna se deshace detrás de los muros de la tarde que muere roja de sangre y de ciruelas.
Probamos vinagres milagrosos en los conjuros con que acertar al tiempo y herirlo para que sea infinita dentellada sobre la piel del sábado que acaba.
Comenzar otra vez.
Volver a repetir la pócima perfecta.
Abrir los arcanos del fuego.
Reír hasta quedar reducidos a viento.
Y esperar que otra vez nos regalen la lluvia y la tormenta entre las sábanas.
viernes, 1 de marzo de 2013
En el borde
Ella cerró los párpados para pensarlo. En el borde de su memoria volvieron a crecer las enredaderas fragantes como cintas, un cuenco de vidrio donde sumergir el cansancio y salir como nueva. Pensó que iba a llover, que los dioses estaban siendo generosos con tanta agua. Pensó en la tierra verde y la costura voladora de los pájaros. Vio, en el revés de sus pupilas, noches de proximidades infinitas y supo que se atragantaría de risas y de perfume a casa. Cuando abrió los ojos, él ya estaba mirándola.
Parménides o la sustancia inmutable del amor
Escribo en la madrugada, con la sangre llena de fulgores tibios.